Preparación y mantenimiento: Una guía completa

Mejorar las características físicas y químicas del suelo para que sea más adecuado para el desarrollo de las plantas es lo que se conoce como preparación del suelo. La preparación del suelo consta de varios pasos:

  • Análisis del pH y los niveles de nutrientes del suelo
  • Añadir materia orgánica y otras enmiendas para mejorar la estructura y fertilidad del suelo.
  • Labrar o airear el suelo para aflojarlo y mejorar el drenaje.
  • Crear bancales elevados u otras zonas de plantación para optimizar las condiciones del suelo.
  • Cubrir el suelo con mantillo para conservar la humedad y eliminar las malas hierbas.
  • Abonar y regar el suelo para proporcionar a las plantas los nutrientes y la humedad adecuados
  • Solucionar los problemas del suelo, como las deficiencias de nutrientes y la compactación.

Si prepara el suelo adecuadamente, se asegurará de que sus plantas tengan acceso a los elementos esenciales que necesitan para desarrollarse. También puede prevenir o corregir muchos problemas comunes que afectan a la salud y el rendimiento de las plantas, como enfermedades, plagas, malas hierbas, sequías e inundaciones.

Análisis del suelo

Foto del suelo

Antes de empezar a preparar el terreno para un huerto, debes saber qué tipo de suelo tienes y qué necesita. La mejor forma de conseguirlo es comprobar el pH y los niveles de nutrientes del suelo. Estas dos variables pueden variar mucho en función de la ubicación, el clima y el uso histórico de la tierra. Tienen una influencia sustancial en el desarrollo de las plantas.

pH del suelo

El pH del suelo es una medida del grado de acidez o alcalinidad del suelo. Oscila entre 0 (muy ácido) y 14 (muy alcalino), siendo 7 neutro. La mayoría de las plantas prefieren un pH del suelo entre ligeramente ácido y neutro (entre 6 y 7), pero algunas pueden tener preferencias diferentes según su especie y variedad.

El pH del suelo afecta a la disponibilidad de nutrientes en él. Algunos nutrientes son más solubles en suelos ácidos, mientras que otros lo son más en suelos alcalinos. Si el pH del suelo es demasiado alto o demasiado bajo, algunos nutrientes pueden dejar de estar disponibles o resultar tóxicos para las plantas.

Para comprobar el pH del suelo, puedes utilizar un sencillo kit que puedes comprar en cualquier centro de jardinería o en Internet. También puedes enviar una muestra de tu suelo a un servicio de extensión local o a un laboratorio privado para obtener un análisis más preciso.

Si el pH de tu suelo no está dentro del rango óptimo para tus plantas, puedes ajustarlo añadiendo enmiendas. Para bajar el pH del suelo (hacerlo más ácido), puedes añadir azufre, musgo de turba, agujas de pino o materia orgánica. Para aumentar el pH (hacerlo más alcalino), puedes añadir cal, ceniza de madera o cáscaras de huevo trituradas.

Sin embargo, ten cuidado de no excederte. Cambiar el pH del suelo demasiado drástica o rápidamente puede perjudicar a las plantas y alterar el equilibrio de los microorganismos del suelo. Es mejor hacer cambios graduales a lo largo del tiempo y controlar los resultados con análisis periódicos.

Nutrientes del suelo

Las plantas necesitan nutrientes del suelo para desarrollarse y realizar diversas tareas. Las plantas necesitan mucho nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), los tres macronutrientes principales. En menor cantidad, las plantas también necesitan otros macronutrientes y micronutrientes, como calcio (Ca), magnesio (Mg), azufre (S), hierro (Fe), zinc (Zn), cobre (Cu), manganeso (Mn), boro (B), molibdeno (Mo), cloro (Cl), cobalto (Co), níquel (Ni) y selenio (Se).

Los nutrientes del suelo afectan a diversos aspectos del crecimiento de las plantas, como:

  • Nitrógeno: favorece el crecimiento de las hojas y el color verde.
  • Fósforo: estimula el desarrollo de las raíces y la floración.
  • Potasio: mejora la calidad del fruto y la resistencia a las enfermedades.
  • Calcio: refuerza las paredes celulares y regula la absorción de nutrientes.
  • Magnesio: activa las enzimas y la producción de clorofila.
  • Azufre: contribuye a la síntesis de proteínas y al sabor.
  • Hierro: esencial para la formación de clorofila y el transporte de oxígeno
  • Zinc: interviene en la producción de hormonas y la actividad enzimática
  • Cobre: necesario para la fotosíntesis y la respiración
  • Manganeso: activa enzimas y ayuda a la síntesis de clorofila
  • Boro: regula el metabolismo de los hidratos de carbono y la división celular
  • Molibdeno: esencial para la fijación del nitrógeno y la reducción de nitratos
  • Cloro: interviene en la ósmosis y el equilibrio iónico
  • Cobalto: necesario para la fijación del nitrógeno y la síntesis de la vitamina B12
  • Níquel: interviene en la descomposición de la urea y la absorción del hierro
  • Selenio: actúa como antioxidante y protege contra el estrés

Puede utilizar un sencillo kit que puede adquirir en cualquier tienda de jardinería o en Internet para evaluar las cantidades de nutrientes de su suelo. También puede enviar una muestra de su suelo a un laboratorio privado o a un departamento de extensión cercano para un examen más exhaustivo.

Puedes mejorar los niveles de nutrientes de tu suelo añadiendo materia orgánica, fertilizantes u otras enmiendas del suelo si son insuficientes para tus plantas. Pero tenga cuidado de no excederse. Tus plantas pueden sufrir desequilibrios, déficits o toxicidad si les aportas demasiados nutrientes. Lo mejor es atenerse a las sugerencias que se hagan en función de los resultados de los análisis del suelo y de las necesidades de las plantas.

Preparación del suelo

Soil photo

Después de analizar y enmendar el suelo, ya está listo para plantar. Para mejorar la estructura del suelo y hacerlo más apto para el desarrollo de las plantas, la preparación del suelo implica aflojar la tierra. Además, la preparación del suelo contribuye a la aireación, la mejora del drenaje, el control de las malas hierbas y la prevención de la erosión.

Labrado o aireación

Labrar o airear el suelo es el proceso de romper la tierra y mezclarla con materia orgánica y otras enmiendas. Labrar o airear el suelo puede ayudar a:

  • Aflojar el suelo compactado y mejorar su textura
  • Incorporar materia orgánica y nutrientes al suelo
  • Eliminar las malas hierbas y las plagas del suelo
  • Crear una superficie lisa y nivelada para plantar

Sin embargo, labrar o airear el suelo no siempre es necesario o beneficioso.

Por lo tanto, sólo debe labrar o airear el suelo cuando sea necesario.

También debe evitar labrar o airear el suelo cuando esté demasiado húmedo o demasiado seco. Labrar la tierra húmeda puede hacer que se apelmace y forme costras duras cuando se seque. Si la tierra está seca, puede perder humedad y volverse polvorienta. El mejor momento para labrar o airear el suelo es cuando está húmedo pero no empapado.

Mejorar la estructura del suelo

La estructura del suelo se refiere a la forma en que las partículas del suelo están dispuestas y se mantienen unidas. La estructura del suelo influye en su capacidad para retener agua, aire, nutrientes y raíces. Una buena estructura del suelo es desmenuzable y granular, con muchos espacios porosos entre las partículas. Un suelo con mala estructura es denso y compactado, con pocos espacios porosos entre las partículas.

Mejorar la estructura del suelo puede ayudar a

  • Aumentar la infiltración y retención de agua en el suelo.
  • Mejorar la circulación del aire y la disponibilidad de oxígeno en el suelo
  • Aumentar la disponibilidad y absorción de nutrientes en el suelo.
  • Facilitar el crecimiento y desarrollo de las raíces en el suelo

Puede mejorar la estructura del suelo añadiendo materia orgánica y otras enmiendas. La materia orgánica es cualquier material procedente de organismos vivos, como compost, estiércol, hojas, recortes de césped, paja, virutas de madera, etc.

Sin embargo, tenga cuidado de no añadir demasiada cantidad de cualquier enmienda a su suelo. Añadir demasiada cantidad de cualquier enmienda puede provocar desequilibrios, deficiencias o toxicidades en el suelo y las plantas. Es mejor seguir las recomendaciones basadas en los resultados de los análisis del suelo y las necesidades de las plantas.

Creación de bancales elevados u otras zonas de plantación

La creación de bancales elevados u otras zonas de plantación puede ayudarle a optimizar las condiciones del suelo y facilitar y hacer más productiva la jardinería. Los bancales elevados son simplemente montículos de tierra elevados sobre el nivel del suelo, normalmente rodeados de algún tipo de borde, como madera, piedra, ladrillo, metal, etc. Otras áreas de plantación incluyen contenedores, macetas, cestas, cajas, etc.

Mantillo

Mulching photo

El acolchado es el proceso de cubrir el suelo con una capa de material orgánico o inorgánico. El acolchado puede ayudarle a conservar la humedad y eliminar las malas hierbas del jardín. También puede ayudarle a mejorar la calidad del suelo con el tiempo, al añadirle materia orgánica y nutrientes.

Algunas de las ventajas del acolchado son

  • Reduce la evaporación del agua y la escorrentía del suelo.
  • Moderación de la temperatura del suelo y prevención de daños por heladas
  • Evitar la germinación y el crecimiento de malas hierbas
  • Reduce la erosión y la compactación del suelo
  • Mejorar la fertilidad y la estructura del suelo
  • Atraer insectos y microorganismos beneficiosos al suelo
  • Añade un atractivo estético a su jardín

Algunos de los materiales que suelen utilizarse para acolchar son los siguientes

  1. Mantillo orgánico: compost, estiércol, hojas, recortes de césped, paja, virutas de madera, corteza, agujas de pino, etc.
  2. Mantillo inorgánico: grava, piedra, guijarros, plástico, tela, etc.

Para aplicar mantillo a su jardín, debe seguir varios pasos. Después, extienda una capa de entre 5 y 10 cm de mantillo alrededor de las plantas, deje algo de espacio alrededor de la base de las plantas para evitar que se pudran o enfermen y reponga o sustituya el mantillo según sea necesario a lo largo de la temporada.

Mantenimiento del suelo

Debes mantener el suelo durante toda la temporada de crecimiento después de haberlo preparado para plantar. El mantenimiento del suelo consiste en proporcionar a las plantas los nutrientes y la humedad necesarios, así como proteger el suelo de las malas hierbas, las plagas, las enfermedades y el estrés ambiental:

Fertilización

La fertilización es el proceso de añadir nutrientes al suelo para complementar su fertilidad natural. La fertilización puede ayudarle a potenciar el crecimiento y el rendimiento de sus plantas proporcionándoles los elementos esenciales que necesitan. También puede ayudarle a corregir o prevenir deficiencias o desequilibrios de nutrientes en sus plantas.

Algunos de los beneficios de la fertilización son el aumento del vigor y la resistencia de las plantas al estrés, la mejora de la producción de flores y la calidad de los frutos, la mejora del color y el sabor de las plantas, y la prolongación de la vida útil de las plantas y del periodo de cosecha.

Algunos de los tipos más comunes de fertilizantes son:

  • Fertilizantes orgánicos: derivados de fuentes vegetales o animales, como compost, estiércol, harina de sangre, harina de huesos, emulsión de pescado, extracto de algas, etc.
  • Fertilizantes inorgánicos: sintetizados a partir de fuentes minerales o químicas, como urea, nitrato amónico, cloruro potásico, superfosfato, etc.
  • Abonos de liberación lenta: recubiertos o encapsulados con un material que libera los nutrientes gradualmente a lo largo del tiempo.
  • Abonos líquidos: disueltos o suspendidos en agua y aplicados directamente al suelo o al follaje.
  • Abonos granulados: partículas sólidas que se esparcen por la superficie del suelo o se mezclan con él.

Para aplicar abono a su jardín, debe seguir varios pasos. En primer lugar, debes analizar los niveles de nutrientes y el pH del suelo antes de abonar. A continuación, elige el tipo y la cantidad de abono adecuados para tus plantas y tu suelo. A continuación, siga las instrucciones de la etiqueta o el envase del abono. Hay que aplicar el abono en el momento y con la frecuencia adecuados para las plantas y el suelo, regar bien el jardín después de abonar para disolver y distribuir los nutrientes y evitar el exceso o la falta de abono.

Riego y drenaje

Soil photo

El riego y el drenaje son dos aspectos de la gestión de la humedad del suelo cruciales para el crecimiento de las plantas. El riego es el proceso de suministrar agua a las plantas cuando la necesitan. El drenaje es el proceso de eliminar el exceso de agua del suelo cuando está demasiado húmedo.

Algunas de las ventajas del riego y el drenaje son: prevenir el estrés por sequía y el marchitamiento de las plantas; favorecer el crecimiento de las raíces y la absorción de nutrientes; prevenir el encharcamiento y la podredumbre de las raíces; mejorar la aireación del suelo y la actividad de los microorganismos.

Algunos de los métodos habituales de riego y drenaje son:

  1. Riego manual: utilizando una manguera, una regadera o un cubo para regar las plantas a mano.
  2. Riego por aspersión: mediante un dispositivo que pulveriza agua sobre las plantas en forma circular o rectangular.
  3. Riego por goteo: con un sistema de tubos o mangueras que llevan el agua directamente a la base de las plantas.
  4. Lechos elevados: elevar la zona de plantación por encima del nivel del suelo para mejorar el drenaje.
  5. Baldosas de drenaje: instalación de tubos perforados bajo la zona de plantación para recoger y desviar el exceso de agua.
  6. Desagües franceses: cavar una zanja rellena de grava o roca debajo o alrededor de la zona de plantación para recoger y desviar el exceso de agua.

Para regar y drenar correctamente tu jardín, debes seguir algunos pasos: controla regularmente el nivel de humedad de la tierra palpándola con los dedos o utilizando un medidor de humedad; riega las plantas cuando los 2 ó 3 cm superiores de la tierra estén secos al tacto; riega las plantas a fondo y en profundidad hasta que el agua salga por el fondo de la maceta o el arriate; riega las plantas a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde para reducir la evaporación y evitar que se quemen las hojas; Evita regar las plantas con demasiada frecuencia o con muy poca frecuencia; elige un método de riego que se adapte a tus plantas, suelo, clima y presupuesto; mejora el drenaje del suelo añadiendo materia orgánica, arena, grava u otras enmiendas; crea bancales elevados u otras zonas de plantación para elevar el suelo por encima del nivel freático; instala baldosas de drenaje o desagües franceses para recoger y desviar el exceso de agua de la zona de plantación.

Solución de problemas del suelo

Incluso si preparas y mantienes bien el suelo, es posible que encuentres algunos problemas que afecten al crecimiento y rendimiento de tus plantas. Algunos de los problemas más comunes son las deficiencias de nutrientes y la compactación del suelo. Estos problemas pueden identificarse observando los síntomas en las plantas o analizando el suelo.

Compactación del suelo

La compactación del suelo se produce cuando las partículas del suelo se aprietan unas contra otras, reduciendo los espacios porosos entre ellas. La actividad intensa de los pies, el uso de maquinaria, la labranza excesiva, el riego excesivo y el contenido de arcilla pueden provocar la compactación del suelo.

La compactación del suelo puede afectar al crecimiento de las plantas al restringir la penetración y expansión de las raíces en el suelo, reducir la infiltración y retención de agua en el suelo, impedir la circulación del aire y la disponibilidad de oxígeno en el suelo y limitar la disponibilidad y absorción de nutrientes en el suelo.

Algunos de los signos de compactación del suelo son: drenaje lento y encharcamiento del suelo; grietas o costras en la superficie del suelo; dificultad para introducir herramientas o los dedos en el suelo; crecimiento atrofiado o amarillento de las plantas.

Para prevenir o corregir la compactación del suelo, puede:

  1. Evitar caminar o conducir por la zona de plantación en la medida de lo posible.
  2. Utilizar mantillo para proteger la superficie del suelo del impacto de la lluvia y la erosión.
  3. Añadir materia orgánica para mejorar la estructura y porosidad del suelo.
  4. Airear el suelo con un tenedor, una pala, un rastrillo, un rotocultor, un aireador u otras herramientas.

Deficiencias de nutrientes

Soil nutrients photo

La carencia de nutrientes es la situación en la que las plantas no tienen la cantidad suficiente de uno o varios nutrientes para crecer y rendir bien. Las deficiencias de nutrientes pueden deberse a diversos factores, como la baja fertilidad del suelo, un pH alto o bajo, un drenaje deficiente, daños en las raíces o infestación por plagas.

Las carencias de nutrientes pueden afectar al crecimiento de las plantas reduciendo su vigor y resistencia al estrés, perjudicando la producción de flores y la calidad de los frutos, alterando su color y sabor, y acortando su vida útil y el periodo de cosecha.

Algunos de los signos de deficiencias de nutrientes son:

  • Clorosis: amarilleamiento de las hojas o venas debido a la falta de clorofila.
  • Necrosis: oscurecimiento o muerte de los márgenes o las puntas de las hojas debido a la muerte celular.
  • Púrpura: enrojecimiento o púrpura de las hojas o tallos debido a la acumulación de antocianina.
  • Retraso del crecimiento: reducción del tamaño o de la tasa de crecimiento de la planta debido a la falta de energía.
  • Distorsión: curvatura, retorcimiento o marchitamiento de las hojas o tallos debido a una división celular anormal.
  • Manchas: manchas oscuras o claras en las hojas o frutos debidas a una infección fúngica o bacteriana.

Para prevenir o corregir las carencias de nutrientes, puedes analizar periódicamente los niveles de nutrientes y el pH del suelo y modificarlos según sea necesario, elegir el tipo y la cantidad de abono adecuados para tus plantas y tu suelo, aplicar el abono en el momento y con la frecuencia adecuados para tus plantas y tu suelo, regar bien tus plantas después de abonarlas para disolver y distribuir los nutrientes, y evitar abonar en exceso o en defecto tus plantas.

Conclusión

La preparación y el mantenimiento del suelo son esenciales para el éxito de un jardín. Siguiendo estos pasos, puede crear un suelo fértil y productivo que sostendrá sus plantas durante toda la temporada de crecimiento. También puede prevenir o resolver muchos problemas comunes que afectan a la salud y el rendimiento de las plantas.

Recuerde que el suelo es un sistema vivo que cambia con el tiempo. Por ello, debe vigilarlo constantemente y ajustar sus esfuerzos en consecuencia. Así mantendrá su suelo sano y productivo durante muchos años.

Este post debería haberte enseñado cómo preparar el suelo para cultivar un huerto. Mis mejores deseos para la siembra.

 

Preguntas frecuentes sobre preparación y mantenimiento

1. ¿Puedo pedir plantas holandesas de su tienda en línea para mi jardín?

En nuestra tienda en línea ofrecemos una amplia gama de plantas y flores. Puede navegar cómodamente por nuestra selección, comparar productos y hacer pedidos en línea. Nos esforzamos por ofrecer plantas de calidad que le ayuden a crear el espacio exterior de sus sueños.

2. ¿Cuál es el mejor momento para empezar a preparar mi jardín para nuevas plantas?

El momento ideal para preparar el jardín depende en gran medida de su clima local y de los tipos de plantas que desee cultivar. En general, la primavera y el principio del otoño son momentos excelentes para empezar a preparar el jardín. La primavera te permite adelantarte a la hora de plantar a medida que el tiempo se calienta y la tierra se descongela, mientras que el principio del otoño te ofrece una segunda oportunidad para plantar antes de que llegue el invierno. Sin embargo, es fundamental que investigues las épocas concretas de plantación de las plantas que quieres cultivar, ya que algunas pueden tener requisitos específicos. Recuerde que una buena preparación, que incluya análisis del suelo, enmiendas y planificación, es clave para el éxito de la jardinería, independientemente de la estación del año.

3. ¿Cuáles son las herramientas y el equipo esenciales para mantener un jardín sano?

El mantenimiento de un jardín sano requiere algunas herramientas y equipos esenciales, entre los que se incluyen:

  • Pala de mano y podadora: Son útiles para plantar, desherbar y podar.
  • Guantes de jardinería: Protégete las manos mientras trabajas en el jardín.
  • Regadera o manguera: Asegúrate de que tus plantas reciben la humedad adecuada.
  • Mantillo: Ayuda a retener la humedad del suelo y a eliminar las malas hierbas.
  • Pala y rastrillo: Útiles para cavar, nivelar y esparcir el mantillo.
  • Carretilla: Transporta tierra, abono y plantas con facilidad.
  • Plaguicidas y fertilizantes: Elige opciones orgánicas o químicas según tus preferencias.
  • Tijeras de jardinería: Recorta y da forma a tus plantas según sea necesario.

Invertir en herramientas de calidad hará que tus tareas de jardinería sean más manejables y agradables.

4. ¿Cómo puedo prevenir las plagas y enfermedades más comunes en mis plantas?

La prevención de plagas y enfermedades empieza por unas buenas prácticas de jardinería. Mantenga la salud de las plantas proporcionándoles los cuidados adecuados, incluido el riego y el abonado apropiados. Practique la rotación de cultivos para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por el suelo y evite plantar especies susceptibles muy cerca unas de otras. Inspeccione periódicamente las plantas en busca de plagas o enfermedades y resuelva de inmediato cualquier problema que detecte. Si los problemas persisten, recurra a métodos naturales de control de plagas, como los insectos beneficiosos, las plantaciones asociadas o los pesticidas orgánicos. Mantenerse alerta y tomar medidas preventivas puede ayudar a que tu jardín prospere.

5. ¿Puede recomendar plantas de bajo mantenimiento para principiantes?

Por supuesto. Si es la primera vez que cultiva un huerto, empiece con plantas de bajo mantenimiento que perdonen y requieran cuidados mínimos. Algunas opciones excelentes son:

  • Suculentas y cactus: Toleran la sequía y prosperan con el abandono.
  • Hierbas aromáticas: La albahaca, la menta y el romero son relativamente fáciles de cultivar.
  • Flores anuales: Las caléndulas, las zinnias y las petunias proporcionan una floración vibrante con el mínimo esfuerzo.
  • Perennes: Los lirios de día, las coneflores y las hostas son resistentes y vuelven año tras año.
  • Arbustos: Las variedades enanas, como el boj y la spirea, requieren poco mantenimiento y añaden estructura al jardín.

Published: 01.05.2023

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